Recuerdo que la Semana Santa pasada vi “En la Cama”. No faltaron las burlas, así que para evitarlas, porque soy súper insegura, me resigné a ver algo más adecuado para la época. Vi “Angels & Demons” y no me gustó mucho. La verdad es siempre he tenido una extraña relación con las películas que se traten de religión. Cuando era niña, me aterrorizaban. Cuando era adolescente, me gustaban. Ya más grande, me aburrían. Nunca hemos estado de acuerdo. Ahora que tengo veinticinco años, puedo decir que me gustan, pero quién sabe lo que diré en cinco años más.
Esta semana también quise ver algo relacionado a Semana Santa, pero me daba mucha flojera ver la clásica película épica de más de dos horas que algún canal nacional siempre muestra, así que, viendo unos posts antiguos, me decidí a ver “Life of Brian”. Me enamoré de Monty Python el año pasado, después de ver “Monty Python and the Holy Grail“, por lo que quiero aprender lo más que pueda de ellos.
“Life of Brian” cuenta la historia de Brian Cohen, un tipo que nació el mismo día que Jesús y a quien, en un principio, confunden con el mismísimo Mesías. Brian vive toda la vida sólo con su sobreprotectora madre y siente odio hacia los romanos, a pesar de saber que su padre había sido uno. Brian entonces se une al Frente Popular de Judea, grupo que quiere sacar a los romanos de la ciudad, pero entre aventura y aventura, Brian es nuevamente confundido con el Mesías y termina siendo condenado a la crucifixión.
“Life of Brian” es risa tras risa; los personajes de la señora Cohen, Poncio Pilato y Loretta fueron los más divertidos, pero si tuviera que elegir entre esta película y "The Holy Grail", me quedo mil veces con la segunda sin dudarlo ni un segundo. No puedo quitarle créditos, eso sí, a "Life of Brian" por haber sido arriesgada y controversial, y también por dejarnos una de las mejores canciones que sirven para subirnos el ánimo.