En las frías y oscuras calles de Berlín, durante la década de los ochenta, extraños sucesos se dan en la vida de Anna (Isabelle Adjani) y de Mark (Sam Neill). Cuando Mark regresa de una misión que involucra espionaje, Anna le pide el divorcio; no le da mayores explicaciones, pero insiste que no es debido a otro hombre. Días después, Mark recibe una llamada de un tal Heinrich (Heinz Bennent), quien le informa que es el amante de Anna y que ella se encuentra junto a él; Sam luego contrata a un investigador para que siga a Anna, pero encuentran una extraña y repugnante criatura a la que ella defiende a muerte.
“Possession”, película dirigida por Andrzej Żuławski, comienza como un drama europeo clásico de los años setenta u ochenta para luego concluir en una experiencia perturbadora e incómoda. Es una historia digna de relatos horripilantes como el de “Eraserhead” o tan dramáticos como cualquiera sobre un matrimonio que se cae a pedazos. Destaca, por sobre todo, la actuación de Isabelle Adjani, una actuación inolvidable y turbulenta, una que disgusta, pero que es imposible dejar de ver; su personaje está completamente fuera de control y lo agotadora de su entrega traspasa la pantalla.
“Possession” es material digno de nuestras peores pesadillas.