El comienzo de un nuevo año para este blog no fue muy bueno debido a la última obra de Martin Scorsese, pero con "Shoplifters", segunda película de este mes, las cosas empezaron a mejorar. Como si la desigualdad de Corea del Sur no hubiese sido suficiente, quise averiguar acerca de la desigualdad en Japón. Esta película, dirigida por Hirozaku Kore-eda, nos cuenta las maneras en que una familia se las arregla con lo poco y nada que tienen. El hombre del hogar, Osamu (Lily Franky), trabaja en una construcción y su esposa, Nobuyo (Sakura Ando) trabaja como lavandera; su hermana, Aki (Mayu Matsuoka) trabaja en una especie de club nocturno y la abuela, Hatsue (Kirin Kiki) aporta al hogar con el dinero de su pensión y con el dinero que le da un hijo de su marido.
En varias ocasiones, Osamu lleva al menor de la familia, Shota (Kairi Jō), a robar al supermercado; es una actitud reprochable, pero también es bastante difícil culparlos. Luego de una ronda, ambos se compadecen de Yuri (Miyu Sasaki), una pequeña vecina que es ignorada por sus padres, y la llevan hasta el hogar. La familia se encariña tanto con Yuri que la integran como una más del clan; Nobuyo la trata como si fuese su propia hija, mientras que Shota es el encargado de enseñarle aquellas técnicas que él mismo utiliza en el supermercado.
La incomodidad de Shota ante su nueva tarea desencadena el descubrimiento de varios y fuertes secretos familiares, los cuales también son muy difíciles de juzgar cuando ya conoces la realidad de un grupo. La desigualdad y la pobreza nos puede llevar a cometer acciones cuestionables y nos recuerda que la realidad no es blanco y negro, es una panorama gris que está presto a distintas interpretaciones. "Shoplifters", además, es de aquellas películas capaces de romperte el corazón.