Las películas sobre desastres naturales ya son una marca registrada de Hollywood y, aunque algunas pueden ser muy entretenidas de ver, hay otras que se transforman en un cliché andante. Una de aquellas películas en “San Andreas”, dirigida por Brad Peyton y protagonizada por Dwayne Johnson. La cinta gira alrededor de una seguidilla de terremotos que se dan en California, debido a la Falla de San Andrés.
No es que seamos expertos en el tema, pero en este país hemos vivido más de algún movimiento traicionero de la Tierra. Sabemos de qué manera podría colapsar un edificio, sabemos hacia dónde hay que escapar, sabemos qué hacer cuando se desata un terremoto, así como también sabemos perfectamente qué no hacer y, como tanto sabemos en cuanto a esta emergencia, ver a varios personajes haciendo todo lo contrario, es motivo de frustración y de risa.
Como si eso no fuese suficiente, “San Andreas”, ya siendo una película cliché, está también llena de clichés; de esos que nos describen a un hombre atormentado por la pérdida de una hija, un matrimonio destruido, una hija que se mucho más mayor y sexualizada de lo normal, un interés amoroso que no aporta en nada a la historia, científicos en los que nadie creía y un tsunami en donde puedes, fácilmente, surfear como si nada.
Recuerdo aquella escena de “Los ‘80”, en donde recrearon el terremoto de 1985; esa escena, de sólo un par de minutos de duración, es mucho más realista que una película de dos horas.