"Pink Flamingos" cuenta la historia de Divine, cuyo nombre real también es Divine, pero quien también usa el seudónimo de Babs Johnson para protegerse de aquellos envidiosos que quieren su título de "La persona más sucia del mundo". Dos de estos envidiosos son Raymond Marble (David Lochary) y su esposa, Connie (Mink Stole); este matrimonio es tan asqueroso que se dedica a secuestrar mujeres, luego permite que su mayordomo las viole, sólo para dejarlas morir durante el parto y ganar dinero con la venta de bebés. Los Marble saben que son repugnantes y quieren el título que le pertenece a Divine a toda costa.
Divine no sabe acerca de los planes maléficos que tiene el matrimonio Marble, porque lleva una vida bastante feliz disfrutando la rutina en su caravana, en donde vive con su madre, Edie, (Edith Massey), una señora fanática de los huevos que pasa todo el día dentro de una cuna; con su hijo, Crackers (Sanny Mills), un zoófilo bueno para nada, y con Cotton (Mary Vivian Pearce), su mejor amiga y quizás la persona menos sucia de todo el grupo. Cuando el cumpleaños de Divine se acerca, también se acercan los planes de los Marble, pero ellos no saben que nadie se mete con Divine.
Creo que no he visto una película tan rara y tan asquerosa como "Pink Flamingos". Tiene un poco de todo: fetichismos, zoofilia, pornografía, canibalismo e, incluso, un personaje comiendo feces; sospechaba que vería algo raro, pero no pensaba que se iría por ese camino. Lo extraño es que "Pink Flamingos" no es una película totalmente detestable; tiene sus momentos graciosos y otros momentos para compensar los ratos incómodos. Me quedo con lo que John Waters dijo una vez: "I was high when I wrote that movie. I wasn't high when I made it". Se nota.
*No apta para mentes sensibles.