Violada mientras moría.
Y, ¿todavía no hay arrestos?
¿Por qué, jefe Willoughby?
En Ebbing, una de esas ciudades en donde nunca sucede nada, el crimen de Angela (Kathryn Newton), hija de Mildred Hayes (Frances McDormand), pareciera estar siendo olvidado. Mildred decide alterar las cosas y deja tres anuncios en las afueras del pueblo, tratando de llamar la atención de las autoridades y la del pueblo. Nadie está a favor de esta idea, ya que Mildred comienza una rencilla contra el Jefe Willoughby (Woody Harrelson), a quien todos respetan; además, él está enfermo de cáncer, por lo que los habitantes de Ebbing creen que Mildred está cometiendo una injusticia.
Mildred se muestra como una mujer fría y centrada, por lo que nada parece molestarla; tiene que soportar insultos, amenazas e intimidaciones por parte de varios de sus vecinos, pero, por sobre todo, por parte de Jason Dixon (Sam Rockwell), un oficial de policía que idolatra al jefe Willoughby; Dixon, además, es un hombre racista y violento que, más de alguna vez, ha tenido problemas por abuso de la fuerza. A pesar de todo, Mildred no se rinde y se decide a hacer todo lo necesario con tal de encontrar al culpable de la muerte de su hija.
Gracias al pasado como dramaturgo de Martin McDonagh, director de la cinta, "Three Billboards Outside Ebbing, Missouri" se transforma en aquellas perfectas películas que parecen ser sacadas exactamente del teatro y luego llevadas a la pantalla grande. La combinación entre maravillosos diálogos e increíbles actuaciones nos entregan una historia cruda, desgarradora y realista, además de otra mirada hacia personajes que no son, completamente, buenos. Mildred no es una madre cariñosa ni Jason es un policía correcto, pero, sin querer minimizar sus defectos, el que a ambos los una cierta causa, puede llegar a relucir aspectos más decentes dentro de sus personalidades.
"Three Billboards Outside Ebbing, Missouri" es mi película favorita de esta temporada de premios, la película que debería llevarse todos los premios.