Paloma Josse (Garance Le Guillermic) es una niña de once años bastante introvertida, silenciosa y fanática de grabar a las personas con la antigua cámara de su padre. A pesar de parecer ser una niña tranquila, Paloma esconde un oscuro secreto: tiene planeado suicidarse en su próximo cumpleaños. Tiene todo fríamente calculado e, incluso, arregla su último proyecto antes de morir, el cual consiste en hacer una película. Es, de esta manera, que Paloma comienza a grabar a todas las personas que la rodean, comenzando con su histérica madre para llegar a la conserje del elegante edificio francés en donde la familia Josse reside.
Esta conserje, la señora Renée Michel (Josiane Balasko), es una mujer bastante amargada, que apenas sonríe y que apenas se preocupa de su apariencia; ella sólo se preocupa de mantener el edificio limpio y ordenado. Según sus propias palabras, es una persona que "nadie quiere, pero que todos soportan". Paloma ve algo distinto en la señora Renée; la pequeña piensa que la conserje es como un erizo: espinosa por fuera, pero suave por dentro. Así también la ve el señor Kakuro Ozu (Togo Igawa), un hombre japonés que acaba de llegar al edificio y que, de inmediato, admira el amor de Renée por los libros y la curiosidad que Paloma siente por ella.
Una de las cosas más adorables de "Le Hérisson" es el hecho de que su heroína sea una pequeña niña introvertida de once años; faltaron muchos personajes como Paloma durante nuestra infancia. También es adorable el hecho de que la historia de amor se centrara en dos personas mayores de edad, un grupo que tiene muy baja representación y, la ya baja representación que tiene, siempre está ladeada hacia el lado de la tristeza. La película tiene méritos de sobra para hacernos reír y para hacernos llorar al mismo tiempo.
Creo que, hasta el día de hoy, no he visto una película francesa que no termine amando.