“Emma Woodhouse, bella, inteligente y rica, con una familia acomodada y un buen carácter, parecía reunir en su persona los mejores dones de la existencia; y había vivido cerca de veintiún años sin que casi nada la afligiera o la enojase”.
Las heroínas de Jane Austen siempre han sido presentadas como mujeres apasionadas, románticas, correctas, inteligentes y llenas de carácter; son perfectos ejemplos de personajes feministas adelantados a su época. Entre estos personajes, destacan Elizabeth Bennet, Elinor Dashwood o Catherine Morland, pero quien se distingue por razones distintas siempre será Emma Woodhouse.
Emma (Anya Taylor Joy) es una joven adinerada, inteligente, hermosa y maternal, pero también es algo malcriada, inmadura, impulsiva y desconsiderada; la misma Jane Austen la describió como "una heroína que no sería del gusto de todo el mundo". La primera impresión de Emma no siempre es la mejor, ya que, debido a sus privilegios, también es algo altanera y sólo confía en su propia visión del mundo. Si no se le comprende a fondo, el personaje puede convertirse en uno insoportable; si en las adaptaciones del libro no se le interpreta correctamente, Emma puede transformarse simplemente en una chiquilla metiche y superficial. Por suerte, no es el caso en la versión de 2020, dirigida por Autumn de Wilde.
En esta nueva adaptación, el carisma y el talento de la protagonista, Anya Taylor Joy, resalta por sobre todas las cosas y es capaz de humanizar a un personaje tan complejo e interesante como el de Emma. Su interpretación también le da vida a una historia que pertenece a un género que, varias veces, es de un ritmo algo más pausado, por lo que la película también se siente como una versión fresca y rejuvenecida de la novela.
Continuando con la historia que Jane Austen nos entregó, la película también se centra en las aventuras de Emma y de aquellos a su alrededor. Emma vive en la hermosa mansión de Hartfield junto a su padre, el señor Woodhouse (Bill Nighy), un hipocondríaco, pero adorable personaje. Debido a que Emma ya había colaborado en establecer la unión entre su institutriz, la señorita Taylor (Gemma Whelan), con el señor Weston (Rupert Graves), la joven cree que también puede conseguir un buen marido para su amiga Harriet Smith (Mia Goth).
Por mucho que Emma piense que está haciendo el bien, porque ella conoce mucho más el mundo que la ingenua y tierna Harriet, sus intentos son un desastre. Completamente ciega frente a la idea de que sus acciones podrían perjudicar a los demás en lugar de ayudarles, Emma sólo es increpada por el señor Knightley (Johnny Flynn); la joven también se ocupa tanto de arreglarle la vida a sus cercanos que ni siquiera tiene una mínima idea acerca de sus propios sentimientos hacia Knightley. Hay una razón por la cual una de las adaptaciones de “Emma” se llama, precisamente, “Clueless”.
Al igual que Cher Horowitz, Emma Woodhouse aprende de sus errores. La joven tiene la capacidad de pedir perdón y asume que cometió varias equivocaciones, una cualidad que la convierte en el personaje complejo que es y la eleva al rango de heroína, una tan atractiva y digna de admiración como el resto de las protagonistas de Jane Austen.
No es sólo su estética y guión lo que convierten a esta película en una de las mejores adaptaciones de “Emma”, sino que también se lo debe a la experiencia de Autumn de Wilde como fotógrafa, detalle que convierte a cada escena en una maravilla visual. El carisma de los personajes secundarios tampoco se queda atrás; cada uno está muy bien desarrollado y perfectamente interpretado. Además, ese desplante de humor durante momentos serios o incómodos siempre será encantador; de hecho, todo lo que tenga relación con “Emma” siempre será encantador.