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What We Do in the Shadows (2014)
El formato mockumentary debe ser uno de mis favoritos dentro del género de la comedia, junto con el humor negro. Disfruto mucho viendo series como The Office, Parks and Recreation o Modern Family, en donde cada mirada a la cámara ya es una gracia en sí. Recuerdo que también lo disfruté mucho cuando vi “Drop Dead Gorgeous”, comedia totalmente infravalorada que todo el mundo debería ver.
Cuando me recomendaron “What We Do in the Shadows”, la trama sobre un grupo de vampiros que comparten una casa en Nueva Zelanda, ya me estaba haciendo reír. Viago (Taika Waititi) es un vampiro de casi 400 años, que vive con Vladislav (Jemaime Clement), un vampiro fanático de la tortura, Deacon Brucke (Jonathan Brugh), el joven rebelde de la familia, y Petyr (Ben Fransham), un vampiro muy parecido a Nosferatu, que apenas habla y sólo se queda dentro de su ataúd, ubicado en el sótano.
Los cuatro amigos se llevan bastante bien y sus pocas discusiones son por cosas como los platos sucios o la cantidad de sangre que dejaron en algún sillón. A Viago, Deacon y Vladislav también les gusta salir a distintas discotecas, pero tienen problemas cuando necesitan verse en el espejo o cuando necesitan permiso para entrar a cada lugar que van. Las cosas sí se complican cuando un nuevo vampiro se une al grupo, Nick (Cori Gonzalez-Macuer), quien todavía no entiende muy bien las reglas de ser, justamente, un vampiro.
“What We Do in the Shadows” es risa tras risa tras risa; es imposible elegir el mejor chiste o el mejor momento dentro de toda la película, porque no puedes dejar de reírte ni siquiera durante algunas escenas algo más sensibles o tiernas, sobre todo las que tienen relación con Viago. Se nota que estudiaron mucho el género de los vampiros también y es demasiado divertido ver cómo tomaron cada uno de sus rasgos y los transforman en comedia. ¿Cuándo habría pensado que reírse de un espejo iba a ser tan gracioso?
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