Landline (2017)

by - jueves, junio 03, 2021


Una de las cosas que más me gusta de la corta filmografía de Gillian Robespierre es la capacidad que tiene para transformar un momento insoportable de vivir en uno soportable de ver. En su primera cinta, “Obvious Child”, cubrió el tema del aborto sin darle un enfoque prejuicioso ni extremadamente dramático, pero, al mismo tiempo, sin restarle importancia a la decisión de la mujer. Para su segunda película, “Landline”, la directora decidió tomar la trama del divorcio y mostrarnos cómo este afecta de manera diferente a cada uno de los involucrados.

Gillian escribió el guión de esta película junto a Elisabeth Holm, quien también produjo “Obvious Child”; ambas aportaron algo de sus propias experiencias para crear la historia de la familia Jacobs. Ambientada en Nueva York durante el año 1995, “Landline” nos muestra a una típica y común familia ítalo-judía, conformada por los padres y dos hijas. Dana (Jenny Slate) es la hija mayor, quien parece tenerlo todo: un lindo departamento, un buen trabajo y un futuro marido bastante decente; Ali (Abby Quinn), en cambio, se encuentra en la etapa rebelde de la adolescencia y sus padres no saben muy bien cómo controlarla.

Es Ali quien descubre que su padre, Alan (John Turturro), está teniendo un romance con una desconocida apodada, simplemente, “C”. Ali decide no contarle a su madre, Pat (Edie Falco), pero sí confía en Dana; es, durante esos momentos, que la diferencia de edad y de personalidad entre ambas hermanas desaparece y son capaces de confesarse algunos de sus más íntimos secretos. Por ejemplo, Dana le cuenta a Ali que cometió el mismo error que su padre y que no sabe cómo remediarlo. La relación entre hermanos es una bastante peculiar; pueden ser las dos personas más distintas del mundo, pueden hasta llevarse mal, pero existe una confianza única. Recuerdo algunas escenas entre Cersei y Tyrion Lannister, escenas de una época en donde “Games of Thrones era una serie bien escrita, como un ejemplo perfecto de esa confianza.

Aunque la historia de "Landline" se enfoca mucho más en la mirada de las hermanas Jacobs, el secreto de su padre tampoco pasa desapercibido ante su madre. La triste realidad es que, tras decidir encararlo, Pat por fin puede tener una conversación sincera tanto con su esposo como con sus hijas. “Landline” recuerda que, a veces, un quiebre matrimonial puede unir mucho más a los integrantes de una familia de lo que podría alejarlos.

Decorada con una nostálgica estética noventera, “Landline” no es mejor obra que “Obvious Child”, pero sí es una que sigue el mismo camino del estilo dramedy. No todo tiene que ser tan dramático, no todo tiene que pasar a convertirse en una experiencia traumática, no toda separación tiene que ser tan “The Squid and the Whale”; también hay momentos en los que podemos reírnos un poco de nuestros errores.

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