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Wonder Woman 1984 (2020)
No podíamos tener nada bueno este año, ¿cierto?
En general, las películas de superhéroes siempre me dejan con una sensación muy decepcionante, pero cuando vi la primera entrega de "Wonder Woman" en 2017, la sensación fue distinta: una historia entretenida, llena de girl power y una esperanza de que, quizás, próximas películas de este género podrían seguir el ejemplo que la película estaba asentando.
Cuando anunciaron la secuela, por supuesto que se sentía emoción; tendríamos a Pedro Pascal como el villano principal y la historia se centraría en la década de los ochenta. Además, ese tráiler con aquella versión de Blue Monday era hermoso, ¿cierto? Durante 1984, sesenta y seis años después de vencer a Ares, Diana Prince (Gal Gadot) trabaja como antropóloga en el Instituto Smithsonian; allí conoce a Barbara Minerva (Kristen Wiig), una gemóloga insegura y tímida que la idolatra. Cierto día, el FBI le pide a Barbara identificar el origen de varios objetos robados; entre ellos, se encuentra una misteriosa piedra de cuarzo. Ni Barbara ni Diana lo notan, pero el cuarzo es una piedra muy poderosa capaz de cumplir cualquier tipo de deseo, motivo por el cual Maxwell Lord (Pedro Pascal), una especie de personalidad de infomerciales, la necesita con desesperación. Su negocio tipo estafa piramidal se fue a la ruina y Max utilizará el cuarzo para conseguir dinero y fama. El poder de la piedra también afecta a Barbara y a Diana; Barbara comienza a sentirse tan segura y poderosa como su ídola, mientras que la princesa se distrae con la presencia de Steve Trevor (Chris Pine), quien ha vuelto a la vida.
Hasta ese momento en la trama, todo parecía ir bien. Luego de más de una hora de película, cuando se nota que las cosas se están volviendo tediosas, aparecen fuegos artificiales, un viaje a Cairo, misiles, escenas de peleas que no eran para nada dignas de todo aquel inmenso presupuesto, una armadura dorada que publicitaron demasiado y que se luce menos que la mismísima Gal Gadot, además de una Kristen Wiig salida directamente de "Cats", decepción tras decepción dentro de una película innecesariamente larga y aburridísima.
Para contener en su título un año de una década que los estadounidenses no parecen querer dejar ir, "Wonder Woman 1984" no ofrece nada más que un par de prendas que recuerdan aquella época; hay tanto que se puede hacer con un soundtrack ochentero que es imposible fallar y perder aquella oportunidad entregada en bandeja, pero la película justamente falla y pierde aquella oportunidad. También existe mucho material en cuanto al recelo hacia los malls de la época, hacia los infomerciales y todos aquellos años en donde reinaba Reagan; si "Wonder Woman 1984" hubiese tomado ese camino, sería una película un poco más entretenida. Tampoco es buena señal que, durante más de dos horas, sólo queramos ver al villano; no porque sea Pedro Pascal, sino también porque, como los protagonistas se sienten tan planos, el carisma de Max Lord es más interesante que la historia de amor entre Diana y Steve. Pedro aprovecha y se destaca; Kristen Wiig también lo hace en un principio, pero no es mucho lo que puede hacer con aquel personaje cliché del nerd que pierde su humanidad cuando se vuelve popular.
Durante el comienzo de "Wonder Woman 1984", la pequeña princesa Diana es parte de unas olimpiadas que se llevan a cabo en Themyscira. Todo está dado para su éxito, pero luego de quedar atrás en una etapa, Diana toma un atajo hacia la meta; cuando está a punto de ser la vencedora, Antíope (Robin Wright) le enseña una valiosa lección. Los realizadores de esta película podrían haber tomado nota de aquella lección también.
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