Harry Callahan (Clint Eastwood) es un policía que trabaja en la ciudad de San Francisco. Harry es el mejor de la estación, pero también es algo desobediente e irresponsable; esto se debe sólo a que, la mayoría de las veces, le piden hacer el trabajo sucio y de allí viene su famoso apodo “Harry, el Sucio”, apodo predilecto de la prensa británica para el príncipe Harry también, en alguna otra época. 

Cierto día, Harry es asignado en el caso de un francotirador que asesinó a una mujer mientras ella nadaba tranquilamente en su piscina. La policía nota de inmediato que no se trata de un asesino cualquiera, ya que él les deja un mensaje y también amenaza a la policía con volver a asesinar; ya tiene en la mira a sus próximas víctimas: un cura o un afroamericano. Haciéndose llamar Escorpión, el francotirador sólo dejará de matar si le entregan cien mil dólares en efectivo. Como Harry es desobediente, no está de acuerdo con que la policía sólo le entregue el dinero a Escorpión y listo, por lo que comienza una investigación propia con tal descubrir la verdadera identidad del asesino.

A pesar de que "Dirty Harry" corre el peligro de ser de esas películas en donde los policías, en el fondo, son buenas personas, es bastante entretenida y todo debido al personaje principal; creo que tengo una afinidad por los personajes que no demuestran sus sentimientos y que saltan sobre buses en movimiento con tal de pillar a un asesino. Durante una escena muy a lo “Speed”, Clint Eastwood realiza sus propias escenas de acción; maravilloso.