The Babadook (2014)
Terminando, por ahora, con esta maratón de películas de terror, también vi “The Babadook”, película de la cual sólo he leído buenos comentarios, algo que siempre me motiva y que, esta vez, no defraudó.
Uno de los mejores detalles de “The Babadook” es que fue escrita, dirigida y protagonizada por mujeres; eso consigue que el drama en la historia sea tratado con una sensibilidad mucho más diferente. La protagonista, Amelia (Essie Davis), vive atormentada por la muerte de su marido, quien había fallecido seis años antes, justo en el momento en el que la llevaba al hospital para dar a luz a su hijo, Sam (Noah Wiseman). Amelia todavía está pasando por un proceso de luto, pero nunca habla de aquello y guarda todas las cosas de su marido en el sótano, cosas que no deja que Sam vea.
Sam representa otro problema para Amelia; primero, de cierta manera, ella lo culpaba de la muerte de su marido y segundo, Sam es un niño que sufre de aquel clásico miedo al monstruo que está debajo de la cama o dentro del closet, pero Sam lo lleva a otro nivel. Todas las noches, Amelia tiene que revisar la habitación sólo para no encontrar absolutamente nada, mientras que Sam se dedica a crear armas para vencer al monstruo, es expulsado de su colegio, le rompe la nariz a su prima, entre otros problemas.
La situación empeora luego de que ambos leen un libro llamado The Babadook, el libro más escalofriante que existe; poco a poco, Amelia empieza a creer que hay una presencia dentro de su hogar y no para nada producto de su paranoia. Una especie de hombre muy alto, vestido sólo de color negro, comienza a aparecer por todas partes, amenazando tanto su seguridad como la de Sam.
La trama en "The Babadook" también cambia de asustado a asustador, lo que me hizo recordar a “Goodnight, Mommy”; en un principio, es Amelia quien teme tanto de su hijo como de los miedos que él sufre, pero luego es Sam el que teme al ver los efectos de Babadook en su madre. Ellos no son las únicas víctimas, ya que cada detalle de esta película sirve como causante de pesadillas. Y de no querer responder nunca más el teléfono.
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