House of Gucci (2021)

by - miércoles, febrero 23, 2022

 


Para Maurizio Gucci, la mañana del 27 de marzo de 1995 era una mañana como cualquier otra, pero mientras subía las escaleras que lo llevarían a las oficinas de su empresa, un asesino a sueldo le disparó a sangre fría, causándole la muerte. Tras las investigaciones, la policía llegó a la conclusión de que el asesino había sido contratado por Patrizia Reggiani, su ex esposa; durante el juicio, se aclaró que sus motivos fueron los celos, el dinero y un creciente resentimiento en contra de Maurizio.

“House of Gucci”, la última película de Ridley Scott, comienza con la secuencia del asesinato de Maurizio (Adam Driver), quien, en ese entonces, era el presidente de Gucci, empresa que había sido fundada por su abuelo décadas antes. La casa de Gucci contaba con mucha popularidad para la época, pero también, debido a la inexperiencia de Maurizio como hombre de negocios, nunca estuvo libres de problemas económicos. Mucho más que centrarse en su figura principal o en la historia de la empresa, “House of Gucci” gira en torno al personaje de Patrizia Reggiani, interpretado por Lady Gaga.

Es increíble que, siendo sólo su segundo rol protagónico en una película, la cantante pueda destacar tanto dentro de un elenco bastante consolidado. La química entre ella y Adam Driver es tan creíble que la primera parte, toda aquella inocente historia de amor que comenzó en una simple fiesta, es muy convincente y consigue capturar nuestra atención por completo. Patrizia y Maurizio se conocen en una fiesta; ella es arriesgada y él es muy tímido, por lo que la joven toma las riendas del asunto y consigue convertir a Maurizio en su novio y luego en su marido.

El padre de Maurizio, Rodolfo (Jeremy Irons), no ve con buenos ojos la relación de su hijo y no teme en tratar a Patrizia de cazafortunas y de, incluso, desheredar a Maurizio; es surreal y divertido ver al futuro presidente de la casa Gucci lavando los camiones de la empresa de su suegro. En aquellos momentos de exilio, aparece el tío Aldo (Al Pacino), quien toma a la pareja bajo su ala y forman una próspera relación creativa, pero la cual trae consigo la presencia de Paolo (Jared Leto), hijo de Aldo. Paolo es un excéntrico personaje que añora diseñar para la marca familiar, pero Patrizia verá en él otra piedra en su zapato.

La ambición de Patrizia pronto aburre a Maurizio y, a medida que la historia avanza, la película se vuelve algo tediosa también; dos horas y media de duración es un tiempo bastante exagerado para contar una historia que no demora siglos en suceder. Quizás la mayor culpa la tienen la frialdad de algunas de las actuaciones y la ridiculez que es la interpretación de Jared Leto. No podría criticar las habilidades de Al Pacino o de Jeremy Irons, por ejemplo, pero sí debemos cuestionar la decisión de usar esos acentos que en nada aportan y que sólo provocan más risas e incomodidad que encanto.

Jared Leto es quien más destaca en cuanto a exageración, ya que su personaje parece una pobre imitación de una pobre imitación que pudo haber aparecido en un programa como “Saturday Night Live”; la escena del diálogo en italiano casi al final de “Inglourious Basterds” es una mejor representación del idioma que la que hizo Jared Leto. Su actuación se basa mucho más en maquillaje prostético y en clichés que en calidad de interpretación, pero, a estas alturas, ¿quién confía en el supuesto talento de Jared Leto?

“House of Gucci” termina siendo otra biopic más del montón, una que al menos siempre recordaré por su impecable soundtrack y por la inolvidable presencia en escena de Lady Gaga.

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