The French Dispatch (2021)

by - lunes, febrero 28, 2022

 


“The French Dispatch” no es sólo el nombre de la última película de Wes Anderson, sino que también es el nombre del célebre periódico al que hace alusión a lo largo de la cinta. Inspirado en aquellas míticas publicaciones de antaño, en donde el trabajo periodístico de investigación era una profesión estimada, Anderson entrega tres segmentos que destacan tanto una historia en particular como a un carismático periodista que se hace cargo de darle la dedicación que su historia merece.

El primer segmento, llamado "The Concrete Masterpiece", nos muestra a Moses Rosenthaler (Benicio del Toro), un torturado artista que pasa sus días encarcelado y vigilado por Simone (Léa Seydoux), quien luego se convierte en su musa; la sección está narrada por la periodista J.K.L. Berensen (Tilda Swinton). El segundo segmento es “Revisions to a Manifesto”, el cual cuenta la historia de la periodista Lucinda Krementz (Frances McDormand), quien se vio involucrada en las protestas estudiantiles de los años ’60; lo interesante de este segmento es la lucha de Lucinda contra la neutralidad periodística a la que siempre se ha aliado.

Por última, la tercera historia se llama “The Private Dining Room of the Police Commissioner”; protagonizada por Roebuck Wright (Jeffrey Wright), un periodista culinario, esta sección nos narra las desaventuras del secuestro del hijo de un policía, incluidas las negociaciones y su resolución. Además de estas tres secciones, la película cuenta con un epílogo, en donde Herbsaint Sazerac (Owen Wilson) se destaca como el periodista viajero, y también con un obituario, el cual nos hace saber que el editor de The French Dispatch, Arthur Howitzer Jr. (Bill Murray), ha fallecido. Es debido a esta razón que el grupo de periodistas que trabaja en la publicacón se pone en marcha y decide publicar sus reportajes más destacados a modo de homenaje a su director.

Si se pudiera definir a “The French Dispatch” en una sola frase, esta podría ser una oda al periodismo; siempre con un toque tan nostálgico como idealizado, Wes Anderson parece presentar la profesión ideal ante el mundo y tocar la más profunda de mis frustraciones sólo para que no pueda sentir más que ternura e idolatría por su último trabajo. Más allá de la belleza estética presente en “The French Dispatch”, la cual debe ser el guiño más notorio de su filmografía a la nouvelle vague, la película también logra capturar aquel sentido de respeto hacia la profesión del periodismo en una época en donde en verdad importaban mucho más las historias por sobre todo aquel sensacionalismo tan básico. Los periodistas de cada segmento cuestionan su neutralidad periodística, se involucran tanto en el contexto como en sus protagonistas, y entregan reportajes de una calidad entrañable; cada segmento es tan interesante y entretenido que cada uno podría ser su propia película aparte sin ningún problema.

En cuanto a dirección y a actuaciones, podemos esperar lo que siempre recibimos de una película de Wes Anderson; si nos gusta su estilo, nada podría fallar, pero se entiende que otros cuestionen estos detalles cada vez que el director estrena una nueva película. A pesar de seguir esta dinámica ya desde hace años pensando que algún día me aburriría, “The French Dispatch”, gracias a su estética y a su pasión por el periodismo, consiguió ganarse mi corazón tan rápido como la primera vez que “The Royal Tenenbaums”.

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