2020s2022Cine estadounidenseCourteney CoxDavid ArquetteJack QuaidJasmin Savoy BrownJenna OrtegaMatt Bettinelli-OlpinMelissa BarreraMikey MadisonNeve CampbellTerrorTyler Gillett
Scream 5 (2022)
Como decía en la entrada anterior, la expectativa por ver la última entrega de “Scream” era tan alta que ni siquiera pude salvarme de los spoilers que siempre reinan en el terreno de Tumblr; al parecer, nadie podía guardar el secreto por un par de meses más. Y es comprensible, ya que, tras secuelas y secuelas con finales que pueden volverse bastante predecibles en este género en particular, la sorpresa que la quinta versión de “Scream” nos tenía preparada fue totalmente inesperada.
Si la cuarta parte de la saga quería establecer una nueva generación con la cual podríamos obsesionarnos tal y como lo hicimos en los años noventa, esta quinta parte consigue aquel propósito de mejor manera. La historia comienza veinticinco años después de los primeros ataques en Woodsboro por parte de Ghostface, tras el intento de asesinato a Tara Carpenter (Jenna Ortega); la adolescente no es capaz de seguir el juego de películas de terror de este nuevo homicida, ya que ella prefiere el ahora llamado cine de terror elevado, el cual incluye películas como “Hereditary”, “The Babadook” o “The Witch”. En una introducción que, claramente, nos recuerda el prólogo de Casey Becker (Drew Barrymore), Tara corre mejor suerte que la primer víctima y Ghostface no consigue salirse con la suya.
El ataque a Tara provoca que su hermana mayor, Sam (Melissa Barrera), regrese a su ciudad natal en contra de su voluntad; tras enterarse de un secreto familiar, Sam se había alejado de sus más cercanos, pero regresa junto a su novio, Richie (Jack Quaid), para cuidar de Tara. Los amigos de la adolescente también aparecen en escena y, de esta manera, conocemos a Amber (Mikey Madison), Wes (Dylan Minnette), Liv (Sonia Ammar) y a los gemelos, Mindy (Jasmin Savoy Brown) y Chad (Mason Gooding), quienes son sobrinos del querido y entrañable Randy Meeks, parentesco que los conecta con la generación anterior de sobrevivientes. Y bueno, el nombre del personaje de Wes es un claro homenaje a Wes Craven, así como el apellido de las hermanas protagonistas nos recuerda al apellido del director de "Halloween".
Quienes toman el lugar del mítico director de la saga ahora son Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, conocidos por dirigir “Ready or Not”, película que me atrevería a calificar como parte del cine de terror elevado y no como un simple slasher más del montón, por lo que confiaba también en lo que ambos directores harían con la historia de “Scream”. Junto a su fiel guionista, Guy Busick, los encargados de esta nueva entrega reúnen a la nueva generación con Sidney (Neve Campbell), Gale (Courteney Cox) y Dewey (David Arquette), quienes están en etapas bastante diferentes de la vida y diferentes de las que vimos en la película anterior. Sidney está enfocada en su vida familiar, Gale es la conductora de un noticiario y Dewey está casi en la ruina, pero, a pesar de todo, los tres deciden volver a involucrarse con tal de detener a Ghostface.
Tal y como lo explica el personaje de Mindy, en un discurso digno de su tío Randy, el asesino de esta nueva versión intenta hacer una recuela, es decir, quiere conseguir lo mismo que haría una secuela: continuar la historia de la versión original, pero con nuevos personajes. Ghostface ya no tiene un motivo para atacar a Sidney o a sus amigos, por lo que ahora ha escogido nuevas víctimas en la forma de las hermanas Carpenter. Ambas deben unirse, a pesar de haber estado alejadas por un par de años, y seguir los consejos tanto de sus amigos como los de la generación previa con tal de vencer al fanático más tóxico de “Scream”, tarea que será más complicada para Sam, ya que el secreto que desea esconder también la relaciona directamente con los primeros asesinatos que sucedieron en Woodsboro.
Si bien siempre he considerado a “Scream 2” como una de mis secuelas favoritas, a “Scream 3” como una entrega innecesaria y, de manera más reciente, a “Scream 4” como una versión insuficiente, “Scream 5” consiguió emocionarme nuevamente con la idea de un asesino en serie que, influenciado por su fanatismo irracional por las películas de terror, decide dejar su propia marca en la vida de sus más cercanos. La película es entretenida, tiene el suspenso y el misterio suficiente como para llamar la atención de los fanáticos de la saga, así como también la de aquellos recién llegados que pueden verse reflejados en el grupo de los nuevos personajes. Los directores se dieron un gusto e incluyeron referencias que los seguidores del cine pueden tomar como una ironía o como una mala broma; por supuesto que Rian Johnson no iba a pasar desapercibido. La producción se torna mucho más sangrienta que las versiones anteriores de “Scream”, recurso que cae en lo más barato del género slasher; no es necesaria tanta sangre para causar una escena de impacto, así como tampoco lo es [SPOILER] contratar a la misma actriz de “Once Upon a Time in Hollywood” para darle la misma causa de muerte que en aquella película. En lugar de causar sorpresa, sólo consiguió que adivinara mucho más rápido quién era el personaje detrás de la máscara de Ghostface.
Pero, a pesar de aquel par de detalles, “Scream” fue una experiencia mucho mejor que sus antecesoras. Se extraña el estilo de Wes Craven, por supuesto, pero al menos esta nueva generación demostró estar a la altura.
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